True Detective: tierra nocturna. Un nuevo y macabro misterio, desde el frío de Alaska y abrazando los ecos del nordic noirPor Paula Vázquez Prieto
A diez años del estreno de su primera temporada, True Detective regresa a la pantalla de HBO para mostrar sus nuevas cartas en esta era de crepúsculos y renacimientos a la que se asoma la televisión. En 2014 todavía estábamos en la era dorada, en la cresta de la ola y Nic Pizzolatto parecía ser uno de los reyes de esa nueva forma de pensar las ficciones para la pantalla chica. Su herencia era vasta -desde Twin Peaks de David Lynch hasta el fenómeno Lost y su mystery box-, pero su pertenencia estaba fuera de los límites del negocio televisivo: su condición de outsider como novelista, su paso fugaz y no demasiado satisfactorio por la lista de guionistas de The Killing -la versión autóctona del pionero del nordic noir-, su desfachatez a la hora de escribir soliloquios existencialistas, la cofradía con estrellas como Matthew McConaughey y Woody Harrelson, la puesta en escena de Cary Joji Fukunaga, el aval de la cadena que lo acompañó hasta el borde del abismo. Era a todo o nada. Consiguió diez millones de espectadores en el final de esa primera temporada y, pese a las críticas y la polémica, alcanzó la gloria.